Haití es una tierra rica en historia y cultura, marcada por desafíos que han probado la resiliencia de su gente. Sin embargo, un principio clave emerge con claridad: el futuro brillante de Haití depende enteramente de sus habitantes. Son ellos quienes mejor entienden su entorno y necesidades, posicionándolos como los únicos capaces de guiar a su nación hacia la prosperidad y la felicidad.
Considera enfrentarte a un desafío personal que solo tú sabes cómo manejar. Si alguien más intentara intervenir sin comprender completamente la situación, es probable que no logre el resultado deseado. De manera similar, el pueblo haitiano posee una perspectiva única sobre sus retos, siendo ellos quienes pueden generar las soluciones más efectivas y pertinentes.
Un mensaje bíblico resuena profundamente en este contexto: "La fe sin obras está muerta" ( interpretación libre de Santiago 2:26 ). Este versículo subraya que el deseo por un cambio positivo debe ir acompañado de acción concreta. Para que Haití prospere, es esencial que su pueblo se empodere para avanzar por su propio camino.
La sabiduría estoica, especialmente la de Epicteto, nos recuerda: "No te inquietes por lo que escapa a tu poder". Esto enfatiza la importancia de que los haitianos se centren en fortalecer su unidad y colaboración, más allá de depender de la asistencia extranjera. La auténtica transformación surge de la voluntad y el esfuerzo colectivos.
Es crucial que la ayuda internacional se ofrezca de manera que empodere a los haitianos, permitiéndoles ser los arquitectos de su renacimiento. Esto es comparable a la función de un mentor que proporciona orientación y recursos para el aprendizaje, pero deja en manos del estudiante la responsabilidad de aplicar ese conocimiento y superar los obstáculos. Solo Haití puede salvar a Haití.
Imaginar a Haití floreciendo por la determinación y creatividad de su propia gente es visualizar el verdadero camino hacia la recuperación y el desarrollo sostenible. Esto requiere de una profunda confianza en su capacidad para construir un futuro mejor, juntos.
Concluyo diciendo, El destino de Haití yace en las manos de sus ciudadanos. Poseen la fuerza necesaria para impulsar cambios significativos. Como vecinos de Haití, nuestra mejor contribución es brindar nuestro apoyo. Con tiempo, dedicación y esfuerzo, Haití se transformará en una nación aún más fuerte y alegre, moldeada por la voluntad y el empeño de su gente.
Hay que tener FE para poder lograr el cambio, SE PUEDE. #ConservadorRD