Estimados conciudadanos,

Una vez más, la política dominicana nos brinda un espectáculo digno de aplausos (o lágrimas, según la perspectiva). La polémica Ley de Trata de Personas ha sido retirada con una rapidez sorprendente, casi como si alguien hubiese visto un fantasma en el hemiciclo. ¿Casualidad? ¿Reacción espontánea? ¿O simplemente un guion bien ensayado?

Veamos los protagonistas de este drama político. El senador Félix Bautista, de Fuerza del Pueblo, presentó cambios a la legislación vigente. ¡Un gesto noble, sin duda! Pero no tan rápido. Algunos críticos, como el comentarista Jaime Bobadilla, señalaron que estas modificaciones podrían debilitar las protecciones y favorecer a los inmigrantes irregulares por encima de los ciudadanos dominicanos. Y como en cualquier obra bien escrita, la tensión aumentó, la opinión pública explotó y, ¡pum!, la ley desapareció como por arte de magia.

Pero aquí es donde el guion se complica aún más. Rafael Paz, otro miembro de Fuerza del Pueblo, se apresuró a asegurar que el documento filtrado no era el mismo que presentó Bautista. ¿Cómo es posible? ¿Un borrador sin sellos ni respaldo oficial? Tal vez la ley tenía más vidas que un gato callejero. Y mientras la confusión se apoderaba del escenario político, Bobadilla seguía presionando, exigiendo controles fronterizos más estrictos y penas más severas para los traficantes de personas.

Ah, pero la ironía no termina ahí. Mientras algunos políticos buscan inspiración en legislaciones de países como España, otros se preguntan por qué no mirar a modelos más efectivos como los de Estados Unidos o Canadá. ¿Será que en algún despacho, alguien está hojeando guías legislativas europeas sin entender el contexto dominicano?

Y la pregunta clave: ¿qué sigue?

Bobadilla ha propuesto una enmienda que obligue a las empresas de transporte a verificar el estatus legal de los pasajeros. Una movida que, sin duda, generará nuevas discusiones, porque si algo nos ha enseñado la política dominicana es que las soluciones nunca llegan sin una buena dosis de controversia.

Mientras tanto, el pueblo observa. Algunos con esperanza, otros con escepticismo, y muchos con la sensación de que este ajedrez político aún tiene muchas jugadas por delante. Pero una cosa es segura: en la República Dominicana, la política nunca decepciona en cuanto a espectáculo se refiere.

Dios, Patria y Libertad.

¡Que viva la República Dominicana!

 

By Miguel Garay

Mi Biografía Profesional Miguel Garay Historiador, investigador militar e ingeniero en informática. Apasionado por la historia, la estrategia militar y la política. Defensor de la soberanía y la identidad dominicana, comprometido con la educación cívica y el pensamiento crítico. 📲 Sígueme en https://www.tiktok.com/@periodismo_militar