La historia se repite. En el siglo XVII, la Devastación de Osorio vació las provincias dominicanas y las dejó a merced de los haitianos. Hoy, el país enfrenta un fenómeno similar, pero impulsado por la centralización extrema del poder y los recursos en Santo Domingo.

Las provincias dominicanas están despoblándose a un ritmo alarmante porque los jóvenes y trabajadores se ven obligados a migrar a la capital en busca de oportunidades. Mientras tanto, el campo queda abandonado y expuesto a la ocupación extranjera.

La concentración del poder en Santo Domingo

El gobierno lo decide todo desde la capital. Cada proyecto, cada inversión, cada decisión clave depende de la aprobación en Santo Domingo. Esto significa que cualquier mejora en el interior del país tiene que pasar por un filtro burocrático interminable, mientras la capital se sigue tragando todos los recursos.

El presupuesto nacional: Santo Domingo recibe millones, las provincias migajas

Las inversiones se concentran en la ciudad. Metro, elevados, túneles, grandes avenidas, mientras tanto, en provincias como Montecristi, Pedernales o San Juan, la gente sigue esperando hospitales, carreteras y servicios básicos.

Un éxodo forzado: las provincias se vacían

El centralismo no solo afecta el desarrollo, también está provocando una migración interna masiva. Los jóvenes no tienen otra opción que abandonar sus pueblos porque las universidades, empleos y empresas están en la capital. Esto provoca una fuga de cerebros que deja a las provincias sin talento ni progreso.

Pero mientras los dominicanos abandonan el campo, otras poblaciones lo están ocupando. La misma historia que vimos con la Devastación de Osorio: un territorio vacío que se convierte en botín para otros.

Santo Domingo al borde del colapso

Mientras las provincias quedan en el olvido, la capital está desbordada:

  • Tráfico incontrolable
  • Sobrepoblación extrema
  • Costo de vida altísimo
  • Infraestructura al límite

Estamos creando un país donde Santo Domingo es una bomba de tiempo y el resto del territorio está quedando indefenso.

La única solución: descentralizar antes de que sea tarde

Para evitar que la historia se repita, hay que:

  • Descentralizar el poder, permitiendo que las provincias administren sus recursos.
  • Distribuir el presupuesto de manera justa.
  • Impulsar industrias y empleo en el interior del país.
  • Crear zonas administrativas regionales con autonomía real.

Conclusión: ¿Volveremos a cometer el mismo error?

Si seguimos en este camino, la República Dominicana estará repitiendo la Devastación de Osorio con un nuevo rostro. Santo Domingo colapsará y las provincias ya no nos pertenecerán.

¿Estamos a tiempo de revertir este desastre?

By Miguel Garay

Mi Biografía Profesional Miguel Garay Historiador, investigador militar e ingeniero en informática. Apasionado por la historia, la estrategia militar y la política. Defensor de la soberanía y la identidad dominicana, comprometido con la educación cívica y el pensamiento crítico. 📲 Sígueme en https://www.tiktok.com/@periodismo_militar