PLD ante el espejo: entre la sentencia del TSE y el colapso de su democracia interna
Por Trabuco Digital | Opinión Editorial
El Comité Político del PLD reunió de emergencia a 46 de sus 51 miembros, tras el contundente revés judicial del pasado 20 de junio. El fallo del Tribunal Superior Electoral no solo anuló su anticipada consulta presidencial para el 2028; también dejó en evidencia una estructura partidaria que parece haber olvidado el significado de legalidad interna y respeto por la Constitución.
El origen del conflicto fue una demanda del dirigente Eleuterio Abad Santos. Pero el trasfondo es mucho más amplio: el partido que una vez predicó institucionalidad quiso adelantarse al calendario democrático, creando una falsa carrera con cronómetro propio. El TSE frenó esa jugada con firmeza, recordando que no se puede atropellar la Ley 33-18 ni a las bases del sistema democrático dominicano.
¿Qué está en juego?
El intento de imponer una consulta interna sin aval del Comité Central representa una fractura táctica en la columna vertebral del PLD. No solo crea un clima de desconfianza entre sus propias filas, sino que también proyecta una señal peligrosa al electorado: la de que el poder interno vale más que las reglas compartidas.
Más allá de lo jurídico, esta crisis plantea preguntas profundas:
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¿Quién manda realmente en los partidos políticos dominicanos?
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¿Se respeta la democracia interna, o se simula para validar decisiones ya tomadas?
El costo para la ciudadanía
Cada vez que un partido intenta burlar su propio reglamento, el precio lo paga el pueblo. Esta sentencia del TSE debe encender alertas: si no hay controles reales dentro de las organizaciones políticas, tampoco habrá garantías cuando llegue el momento de elegir en las urnas.
El intento fallido del PLD revela una táctica peligrosa: normalizar el abuso de procedimientos, disfrazando maniobras políticas como “consultas abiertas” o “procesos internos”. Es un ensayo de verticalismo político que amenaza con replicarse si no se corrige ahora.
La debilidad expuesta
Lo que esta imagen nos muestra —con un Danilo Medina serio y en defensa contenida— no es fortaleza ni unidad. Es la prueba de que, bajo el peso simbólico del profesor Juan Bosch, se esconde un partido que ya no sabe cómo gobernarse a sí mismo sin pisar su historia ni su legalidad.
La verdadera consulta que necesita el PLD hoy no es para escoger un candidato, sino para preguntarse si aún representa los valores que dice defender.