Parece que la eterna crisis haitiana ha encontrado un nuevo frente de batalla: la frontera con la República Dominicana. Esta vez, los protagonistas no son migrantes intentando cruzar ilegalmente, sino comerciantes haitianos que han decidido rebelarse contra lo que consideran un asalto descarado a sus bolsillos. La causa de la indignación: un brutal aumento en las tarifas aduaneras en Juana Méndez, cortesía del nuevo
colector Charles Wilbert, quien, según los afectados, llegó con el manual de "cómo exprimir a tu pueblo en tres pasos".
La protesta, que tuvo lugar este lunes, reunió a decenas de comerciantes de Juana Méndez y Fort Liberté, quienes denunciaron que, hasta hace poco, pagaban alrededor de 10,000 gourdes por el ingreso de mercancías desde la República Dominicana. Ahora, con Wilbert al mando, las tarifas han escalado hasta los 30,000 gourdes, dejando en claro que la nueva administración busca "modernizar" la recaudación a punta de tarifas abusivas.
¿Quién es Charles Wilbert y por qué tanta polémica?
Wilbert no es precisamente un desconocido en el mundillo de la burocracia aduanera haitiana. Antes de ser asignado a Juana Méndez, este personaje fue removido de una de las dependencias aduaneras de Cabo Haitiano, dejando detrás un rastro de controversia. Su llegada a la frontera ha generado un ambiente de desconfianza, y muchos comerciantes sospechan que su "gestión" no es otra cosa que un esquema para llenar los cofres estatales (o quizás los bolsillos de unos pocos), a costa de los que dependen del comercio binacional para subsistir.
Impacto en la frontera: un problema que afecta a ambos lados
Mientras en Haití los comerciantes claman por justicia, en el lado dominicano la preocupación también es evidente. Los comerciantes de Dajabón han comenzado a limitar la venta de productos hacia Juana Méndez, no solo por el nuevo esquema tarifario, sino también por el creciente clima de inseguridad. Con una economía haitiana en ruinas, muchos temen que el comercio binacional se vea gravemente afectado y que este nuevo capítulo de crisis derive en un eventual cierre parcial de la frontera.
El eterno dilema dominicano: siempre pagando las consecuencias
Desde hace décadas, Haití ha sido un Estado en crisis permanente, y cada nueva crisis trae consigo el riesgo de desestabilizar la frontera. Cuando no es una migración descontrolada, es un colapso institucional o, como en este caso, una crisis comercial. Y aunque la República Dominicana ha soportado pacientemente los desmanes del vecino, lo cierto es que las decisiones erróneas de Haití terminan afectando la estabilidad de Dajabón, Montecristi y otras zonas del noroeste dominicano.
Si la situación no se resuelve pronto, no sería raro ver un nuevo episodio de cierre fronterizo, seguido de presiones internacionales para que RD "asuma su responsabilidad" en una crisis que claramente no ha provocado. Mientras tanto, en Juana Méndez, los comerciantes seguirán marchando, esperando que las autoridades haitianas hagan algo que rara vez hacen: gobernar con lógica y sentido común.